La integración de la población inmigrante es fundamental para la cohesión social y el desarrollo económico. Para que las personas inmigrantes sientan que forman parte de nuestra sociedad, debemos asegurarnos de que cuentan con las herramientas apropiadas para que la participación sea plena.

El momento de crisis económica que sufre el país produce una repercusión global en la que se desencadenan desajustes de tipo económico, laboral y social reduciendo las posibilidades de inserción de los desempleados. La actual crisis está afectando a muchos colectivos, pero uno de los que más lo está sufriendo es el colectivo inmigrante.

El colectivo inmigrante es especialmente sensible a las situaciones adversas porque además de padecerlas se encuentran lejos de sus lugares de origen y de sus familias, lo que en un gran número de ocasiones supone una dificultad añadida.

El colectivo inmigrante es especialmente sensible a las situaciones adversas porque además de padecerlas se encuentran lejos de sus lugares de origen y de sus familias, lo que en un gran número de ocasiones supone una dificultad añadida.

Es necesaria la intervención de estas políticas de empleo para conseguir la inserción de los colectivos más desfavorecidos, como es el inmigrante, en el mercado laboral actual a través de una mejora de su formación profesional así como proporcionando ayuda para orientar a los usuarios y acompañarles en el proceso de inserción, con el fin de paliar las dificultades que padecen.