Es importante destacar la importancia de la formación para el desarrollo tanto personal, como laboral, de las personas. Ésta sirve para mejorar conocimientos teóricos o prácticos, competencias y cualificaciones. Éstas últimas, podríamos calificarlas en cualificación formal (certificado, diploma o título, emitido por la autoridad competente cuando se han superado las pruebas pertinentes para la acreditación de los conocimientos necesarios según una norma dada) y cualificación como los requisitos para el empleo (conocimientos y capacidades necesarios para el desempeño de un puesto específico de trabajo)
Gracias a la formación podemos especializarnos en nuestra área profesional, para acceder al mercado laboral, o visto el caso, poder reorientarnos hacia otro sector. Nos permite elegir, comprender y adaptarnos a un mercado laboral muy competitivo y cambiante.
Para las personas que están desempleadas, la formación es vital para no quedarse obsoleto en el mercado y demostrar que somos personas que no han desaprovechado su tiempo, y que lo han ocupado en actualizarse y adaptarse.
Una vez visto lo importante que es la formación, hay que elegir qué curso realizar., pudiendo elegir entre volver a la educación formal, realizar un curso homologado por el SEPE o Ministerio de Educación, un certificado de profesionalidad o un curso privado.
En definitiva, para poder elegir adecuadamente el itinerario formativo, hay que basarse en el conocimiento de uno mismo, la trayectoria profesional y personal, el empleo que se está generando ahora y las previsiones del futuro.